domingo, 21 de abril de 2013

Elogio

El abanico de tus locuras refleja mis días, extrañarte es el escándalo de horas que no pasan.

Para no morir

Salir de vos es ponerme otros ojos para mirar mi cuerpo, separado del tuyo es curioso, contingente y desnudo, ayer una foto que derrotaba el tiempo y la descomposición, hoy un extranjero que no descifra instrucciones para no contaminarse con tu ausencia, para no morir.

Juegos

Por la casa los sonidos anuncian aromas, los silencios tensan sus esperadas apariciones. El cuchillo percute filoso una madera adobada, el aceite dora cebollas que chillan a coro. Los sentidos relatan la gesta de la cena, la sombra del patio reclama la llegada del vino, se acata la orden poner la mesa retrasando acciones para provocar reclamos. Hay ciertas partes del juego como días.

Guitarra

Seis barrotes irregulares desafían el misterio, la mano diestra intenta la relación matemática que los emparente. En penumbras, el silencio es un temporal prisionero. Un tono, un arpegio, decretan la libertad del reo, la cárcel sinuosa de madera va de mano en mano, su boca perfecta declama algunos secretos, ella no se basta con ser la voz de otras voces. Como ausente, queda esperando otras manos, mujer en silencio y misterio.

lunes, 15 de abril de 2013

Vivir

Hay que vaciar desmesuradamente todas las copas, derramar alcohol sobre vísceras irritadas, con ojos heridos por nostalgia condenar la noche a ejecución sumaria. Pertrecharse en ventanas magras, blindarse con recuerdos. Hay que entrechocar las palabras. Todos los escotes atesoran una esperanza.

Bellísima

Cuando la muerte canta dentro mío se acallan todos los coros conocidos. Ella me llama como una amante en celo, sin palabras, con códigos cómplices, consabidos. Se preanuncia en la pesantez del día, a penas transitado de rutinas, esas que esconden esos círculos pardos, florecidos temprano en la mano que escribe. A los espejos los evito trabajosamente, pero los párpados son testigos del olvido. Si has visto un cuerpo sobre una mesa fría, desvanece tu fe, eres como aquel perro amado que murió cuando eras niño. A golpes de humo desbaratas las insultantes formas de unos yesos santificados, malvestidos, mientras escupís la marioneta que esconde al dios de tu destino. Recuerda que el fin perfora las vanidades. La muerte canta en melodía atonal, canta, hermana y silencia todos los llantos antiguos.

senso

Si el tiempo todo lo corrompe, como has comprobado, si tus manos se manejan ahora en coordenadas tan lejanas a mi cuerpo, si el espejo me devuelve a un hombre del futuro, viejo y limado si asumo que el devenir te denuncia ausente, ¿ por qué sigo con mis ejercicios de duros interrogatorios? Estás serena como antes de tu llegada, y es tu partida.