viernes, 17 de octubre de 2008

Mercurio (relato de Ricardo Murúa)


Diccionario Enciclopédico Planeta en diez volúmenes tomo séptimo Editorial Planeta, Madrid, Barcelona, Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Lima, México, Quito, Santiago de Chile, todos los derechos de producción, adaptación y ejecución, reservados para todos los países. 1984, página 3226, Mercurio m .Quím. Metal líquido a la temperatura ordinaria, que en el barrio y en verano llegaba a los 37 grados, con número atómico 80 y de masa atómica Hg 200.61, que a fuerza de constancia y de goteros juntamos en un frasco rescatando las millones de gotitas cuyo punto de ebullición es de 357 grados, que salían del desague de la fábrica de termómetros Franklin ubicada en la esquina de Colpayo y Mendes de Andes y que disuelven con facilidad el oro y la plata, el plomo y los metales alcalinos, y que de acuerdo a lo prometido por el botellero equivalían a 100 pesos por cada kilo reunido en el frasco en desuso de café instantáneo. Al contacto con el aire, el mercurio se altera lentamente recubriéndose de una película gris de óxido mercurioso, que además quedaba adherido a las manos rigurosamente lavadas luego de la tarea que pelaba rodillas y robaba horas a los picados de futbol, mientras que el mineral de mercurio es el cinabrio que en aquella tarde de gloria en el almacén de Don Rogelio movió la aguja de la balanza acusando 1.025 gramos, equivalentes a 102 pesos con 50 centavos, cuyo destino sería discutido en plenario de recolectores de ese elemento que solidifica a –39 grados y toma un parecido muy notable a la plata-, dato este último que me hizo llorar porque cuando el frasco resbaló de las manos de Carlos no hacía esa temperatura inimaginable y redentora, por lo que las gotitas volvieron a la esquina de Colpayo y Mendes de Andes, luego de disociarse a temperaturas más elevadas al golpear en la vereda impedido, eso sí, de ser atacado  por el cloro en frío y el azufre en caliente mientras yo corría a casa, las lágrimas saliendo de los ojos que buscan la información en el tomo LL OC del mencionado texto, porque la información es poder había escuchado y yo que me informaba para poder torcer el destino del frasco cuyos vapores son muy tóxicos, mientras que a pesar de las secreciones salinosas de mis lagrimales, descubría la superficie del planeta mercurio, fotografía obtenida desde el Mariner 10. y la escultura románica de Itálica a la que le faltan la cabeza, los brazos y una pierna, pero tiene los genitales al aire, y mi tristeza por el recuerdo del frasco sano se diluía al considerar que Mercurio no era tan sólo el patrón de los mercados, los mercaderes y las ganancias sino también de las pérdidas, aunque el Planeta no dijera esto último.

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